En general, a Seton se le ha de atribuir el mérito de ser de los primeros escritores en intentar escribir sobre los animales tal como eran, con atención a los detalles de sus comportamientos y con cuidado para evitar el sentimentalismo. También, el de ser un extraordinario dibujante: sus historias llevan ilustraciones propias, unos dibujos precisos de gran calidad.
Todo esto se aprecia bien en La vida de un oso gris y El bosque de Tallac, dos relatos de los muchos que el autor escribió sobre animales de toda clase. Ambos ejemplifican bien cómo el autor sabe contar con amenidad, crear tensión, y conjugar que los animales se comporten como lo que son aunque a la vez parezcan muy cerca de ser racionales. También se aprecia su intención educativa, de dar a conocer la vida de los animales y de promover en sus lectores la responsabilidad hacia los animales.
Da más idea del autor y de su mente Two Little Savages, un libro con aspectos autobiográficos que tiene mucho de guía para el aprendizaje del naturalista. Junto con los protagonistas, el lector aprende a reconocer no sólo a toda clase de animales sino también muchas habilidades para la supervivencia en la naturaleza, como son la construcción de una tienda india, de arco y flechas, la forma de hacer fuego, de fabricarse ropa, etc. Se incluyen muchas ilustraciones al margen, de plantas, animales y objetos, supuestamente preparadas por Yan —que a todas partes va con su cuaderno de dibujo—, y muchas excelentes ilustraciones de una página completa que son escenas de la novela. En ocasiones hay anexos con dibujos e instrucciones para explicar alguna destreza concreta. Pero la historia en sí misma tiene interés: se cuentan de modo convincente las ansias de aventura y de aprendizaje de los chicos, así como su relación cordial entre sí sin que falten discrepancias e incluso peleas fuertes, hay buen humor y tiene mucha gracia el modo de actuar «a lo indio» de Yan y Sam —que se denominan a sí mismos Little Beaver y Great Woodpecker—, los personajes secundarios tienen también personalidad propia, y según avanza el relato va cogiendo interés la historia del trampero, Caleb, y del padre de Sam, Raften. Con el paso de unas pocas páginas se superan fácilmente los modos dialectales de hablar de muchos personajes.
Otros libros: Lobo: el rey de Currumpaw [1], Banner, historia de una ardilla [2] (edición que contiene otros tres relatos).