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SHULEVITZ, Uri

Las ilustraciones de Shulevitz son acuarelas realistas y sugerentes, aparentemente sencillas pero siempre sutiles: dicen más de lo que a primera vista se ve. En los cuatro casos están muy bien resueltas las secuencias de imágenes con las que se cuentan los argumentos: el autor sostiene que los álbumes deben pensarse a partir de las imágenes y no a partir de la narración con palabras.

Un lunes por la mañana es un relato intrigante basado en, pero no igual a, una canción popular francesa [1] en la que se van enumerando todos los días de la semana, y que aquí va incorporando personajes y palabras nuevas según progresa. Las figuras y los escenarios recuerdan los de los primeros álbumes de Maurice SENDAK [2] de los años sesenta. Menos al principio y al final se alternan dos ilustraciones cada doble página, una del narrador y otra de la familia real, con una que ocupa la doble página; y según avanza la historia los personajes se ven cada vez más cerca. También las ilustraciones cambian de colorido, e incluso de fondo y de marco, cuando aparece la familia real.

La historia de El tesoro, que tiene visualmente unos inequívocos aires judío-centroeuropeos, está basada en un viejo cuento popular inglés que recuerda que con frecuencia los mejores tesoros los tenemos tan cerca que no los vemos. Las ilustraciones van recuadradas y los textos van con frecuencia en medio de la página en blanco.

Snow transmite la magia y el sentido de maravilla que hay en la mirada de un niño, al modo en que lo hace Sendak, o Un día de nieve [3] y sus secuelas, de Ezra Jack KEATS [4]. Además, el triunfo final del niño sobre las profecías adultas le da una gran conexión con el lector pequeño. Las ilustraciones buscan y consiguen transmitir la transformación silenciosa de un mundo que va pasando del gris al blanco.

Cómo aprendí geografía está dentro de la tendencia de no pocos ilustradores actuales a convertir sus vidas en historias autobiográficas pero, dentro de su seriedad y en contraste con muchas, esta tiene una decidida orientación hacia el lector niño. Si para el niño protagonista el mapa fue como una forma de viajar a otros mundos, y eso se revela en que los marcos de algunas ilustraciones desaparecen, para el niño lector el álbum puede ser también como una llave que le abra puertas a mundos desconocidos. Al final hay una explicación del autor sobre lo que se cuenta en el álbum.

Otro álbum: Cuando me visto de marinero [5].