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CULLEN, Lynn

Novela construida con personajes reales casi todos, como se indica en los apéndices finales.

El prólogo tiene lugar cuando Rembrandt ha muerto y unos compradores están viendo qué pueden ofrecer por los objetos y los cuadros de la casa. Luego Cornelia recuerda los últimos años de su vida, pero con capítulos intercalados y titulados como cuadros famosos de Rembrandt que retroceden en el tiempo para contar escenas del pasado. Esta estructura, un tanto artificiosa, le sirve a la autora para ir presentando los misterios que ocupan la mente de la narradora, sobre todo el por qué su padre no se casó con su madre, causándoles daño a la madre y a la hija, y contribuyendo así a su descrédito social.

Todos los elementos de la novela funcionan correctamente: está bien articulado el triángulo amoroso entre Cornelia, Carel y Neel; las ansias de Cornelia de llegar a ser pintora, como lo fue la hija de Tintoretto, están contadas de acuerdo con lo que pudo ser; los demás personajes relevantes tienen la profundidad apropiada. Pero lo mejor son, por un lado, las descripciones ambientales: las de una ciudad con pánico a la peste y los contrastes entre la pobreza y la riqueza de los distintos barrios, las de una sociedad regida por unas convenciones rígidas para la convivencia y más que laxas para permitir el comercio esclavista; y, por otro, la presentación del mundo interior de la narradora, angustiado por la pobreza en la vive y enfadado por el comportamiento altanero y maleducado del pintor, y también desgarrado porque su padre no le manifiesta su afecto, algo que nota en que no la ha pintado nunca y no le ha enseñado a pintar aunque a veces confía en su criterio pues le pide sus opiniones y las sigue.

La escritora desea ser fiel en su perfil de Rembrandt: áspero, aparentemente fuera de sí, consciente del valor de su propia pintura frente a la opinión de sus compradores contemporáneos, independiente e incapaz de pintar para ganar reconocimiento y dinero. Tal vez ha edulcorado su final, para reivindicar la figura humana del pintor, pero en cualquier caso es plausible y gusta.