Las ilustraciones de Sendak, que representan a las figuras con vestidos antiguos, no sólo reflejan los sentimientos de afecto que rebosan los relatos, sino que también les añaden nuevos matices y sin duda contribuyen decisivamente a que su atractivo sea perdurable. Textos y dibujos inseparablemente hacen también que los personajes, en especial los de Osito y de su madre, queden bien perfilados a lo largo de la historia, contra lo que algunos podrían esperar tanto de la sencillez del lenguaje y de la sintaxis como de la simplicidad de las anécdotas que se cuentan. Minarik emplea en ocasiones el recurso de contar una historia dentro de la historia, incide también en el atractivo que los cuentos tienen para los niños, hace también agudas incursiones en el mundo imaginativo de Osito, y da gran atractivo al estilo educativo paciente de Mamá Oso, aunque sea cierto que Osito no sea el prototipo de revoltoso hiperactivo, sino más bien lo contrario.