- Bienvenidos a la fiesta - https://bienvenidosalafiesta.com -

SHANNON, David

Álbumes cuyas ilustraciones son óleos llenos de movimiento y colorido que ocupan las dobles páginas completas.

En ¡No David! y los demás álbumes del personaje abundan las referencias visuales al cómic y a los modos de vida norteamericanos. Las escenas muestran las cosas desde la perspectiva del irreductible David, cuya expresiva cara de calabaza sonriente se ve siempre salvo en algunas ilustraciones aisladas en las que aparece de espaldas por razones obvias: en algunas que huye, en otra que hace como que no escucha, etc. Tienen gracia y transmiten a la perfección lo que busca el autor: mostrar lo desesperante y lo encantador a la vez que puede ser un niño así, enseñar la necesidad de que los adultos sepan decir no y, a la vez, mostrar el cariño. Lo explica bien el autor en la presentación y dedicatoria del primer libro, a su madre, «que me mantuvo a raya», y a su esposa, que lo hace ahora: «Por supuesto que es una palabra estupenda…, pero no evita los dibujos en las paredes». En la nota de presentación del segundo indica que, cuando fue al colegio, descubrió que su maestra usaba el «no» a su manera y remacha: «Por supuesto que es una palabra estupenda… pero no evita que los niños corran por pasillos». Y en la del tercero dice que David comprueba que «no» es una de sus palabras favoritas, pues le brota continuamente para quejarse o disculparse, pero se da cuenta de que cuando su madre dice «no» quiere decir «te quiero» pero cuando David dice «no», simplemente dice «no quiero meterme en líos». Nadie debería entender estos álbumes como si aprobase que se trate a los niños a gritos: simplemente subrayan la necesidad y la importancia de saber decir no a tiempo, aunque aparentemente la forma que aquí se muestra no parezca la mejor.

En Pato va en bici, Shannon usa perspectivas cinematográficas: realiza zums, hace picados y contrapicados, recorta las escenas, busca los ángulos más humorísticos… En particular, son muy graciosas las posturas del pato en la bici, primero inseguras y al final sin manos. El carácter repetitivo de la historia facilita las cosas al lector pequeño y, además, lo conduce a una escena final apoteósica. Un último guiño se nos ofrece cuando, en la última página, dejamos al pato mirando con atención un tractor. La historia puede ser contada en alto, incluyendo la dramatización de los distintos acentos y sonidos de los animales. Dentro de un panorama en el que la mayoría de los álbumes atacan pequeños problemas, está bien encontrar uno que no tiene más pretensión que la de divertir. Aunque también se puede pensar que un álbum así puede servir para mostrar distintos animales a los chicos de ciudad…, o para subrayar qué diferentes somos.