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PENNAC, Daniel

Pennac escribe con lenguaje rico y metáforas originales. Sabe crear un ambiente de comedia con protagonistas simpáticos y, en este caso, dibujar un personaje principal sugestivo. Con estas dos historias persigue animar, de modo indirecto, a la lectura. Kamo es un ávido lector con un interés universal, debido en parte a la singularidad de su madre, una mujer políglota con ascendientes de multitud de nacionalidades. En el primero, especialmente intrigante, el narrador busca estimular en el lector la curiosidad y el interés por experimentar lo mismo que Kamo: «Alguien me estaba haciendo soñar. Un sueño extraordinario».

Otros dos relatos con el mismo protagonista, también acerca del poder de transformación de la literatura pero ya con menos tirón, están en Kamo y yo (Kamo l’idée du siècle, 1992; Kamo et moi, 1993). Madrid: SM, 1997; 127 pp.; col. El barco de vapor; trad. de Miguel Azaola; ISBN: 84-348-5313-2.

Otros libros

El autor ha firmado relatos infantiles, relatos adultos y ensayos con acentos autobiográficos.

De los primeros conozco dos:

—Chucho chungo (Cabot-Caboche, 1982). Zaragoza: Edelvives, 1997, 2ª ed.; col. Ala delta Internacional, serie verde; ilust. de Miles Hyman; ISBN: 84-263-3729-5.

—El ojo del lobo (L’oeuil du loup, 1982). Zaragoza: Edelvives, 1998; 110 pp.; col. Ala delta Internacional, serie verde; ilust. de Jacques Ferrandez; trad. de Brigitte del Castillo; ISBN: 84-263-3831-3.

Uno cuenta las desventuras de Perro, (obviamente) un perro callejero que acaba en la casa de una niña llamada Manzanita. Otro trata sobre un niño negro y un lobo de un zoológico: ambos se miran insistentemente y, con esas miradas, ambos se cuentan el uno al otro sus respectivas historias y cómo han llegado ambos allí. Las historias están bien narradas y tienen calidad literaria. Ambas interesan y también persiguen concienciar al lector: el primero termina con un apéndice titulado «Ni amos domadores ni perros amaestrados», el segundo subraya la torpeza de algunos comportamientos humanos respecto a los animales.

De los segundos conozco dos de la serie sobre la tribu Malaussène:

—La felicidad de los ogros (Au bonheur des ogres, 1985). Barcelona: Thassàlia, 1996; 199 pp.; col. Thassàlia Fiction; trad. de Manuel Serrat Crespo; ISBN: 84-8237-045-6.

—El hada carabina (La fée carabine, 1987). Madrid: Thassàlia, 1996; 248 pp.; col. Thassàlia Fiction; trad. de Manuel Serrat Crespo; ISBN: 84-8237-049-9.

Ambos cuentan episodios protagonizados por una extraña tribu —la palabra está bien escogida— que habita en el imaginario barrio francés de Belleville. Se los puede calificar de relatos cómicamente delirantes y bastante surrealistas, que presentan de modo poético a personajes muy singulares. En ellos el autor usa un lenguaje que, según convenga, es intelectual o callejero. Su sentido del humor recuerda un poco al de Terry Pratchett [1], por sus golpes irónicos y sus metáforas agudas, aunque las novelas de Pennac tienen una conexión mayor que las de Pratchett con el mundo que vemos alrededor. Son relatos que atraen mucho a lectores entre los que yo no estoy: por eso no he leído más.

En mi opinión, el mejor Pennac es el de los ensayos:

—Como una novela (Comme un roman, 1992); Barcelona: Anagrama, 1994, 10ª impr.; 176 pp.; col. Argumentos; trad. de Joaquín Jordá; ISBN: 84-339-1367-0.

—Mal de escuela (Chagrin d’ecole, 2007). Barcelona: Mondadori, 2008; 255 pp.; col. Literatura; trad. de Manuel Serrat Crespo; ISBN: 978-84-397-2129-1.

Como una novela [2] es un agresivo y eficaz alegato en favor de la lectura que tuvo un gran éxito en su momento y que contiene muchas observaciones certeras y sugerencias útiles.

Mal de escuela [3] es una especie de autobiografía, pues Pennac habla de sus años como mal alumno y de sus experiencias posteriores como profesor, al tiempo que hace muchos sagaces comentarios sobre cuestiones educativas con una buena carga de crítica social. La misma intención que tiene Pennac, y el hecho de recurrir a sucedidos reales de su vida como alumno y como profesor, le hacen poner el brillo de su escritura y el sentido común de sus apreciaciones al servicio de ser intelectualmente convincente: al no usar ningún filtro paródico que deforme lo que intenta decir y que pueda desviar la atención del lector obtiene resultados más que notables.

Otro libro es Gracias [4].