- Bienvenidos a la fiesta - https://bienvenidosalafiesta.com -

UDERZO, Albert

ASTÉRIX es el cómic más vendido del mundo y un auténtico fenómeno social. Como los de TINTÍN [1], sus relatos tienen distintos niveles de comprensión y rompen con las fronteras de edad de los lectores. La causa del éxito no es sólo la unión de un guionista excepcional con un gran dibujante, sino el acierto en todos los aspectos de su trabajo: una sabia definición de los personajes principales y secundarios; unas tramas bien montadas sin bajones narrativos; un empleo dosificado de los recursos humorísticos; una visión irónico-cordial de los defectos personales o sociales, los comunes a todos o los que pueden ser más propios de cada pueblo.

Goscinny y Uderzo deseaban divertir y no tenían el deseo explícito de realizar análisis sociales. Pero tal actitud les dio una gran libertad para abordar muchas cuestiones sin prejuicios ideológicos. Así, aluden críticamente a determinados aspectos de la vida social: la especulación inmobiliaria (La residencia de los dioses); la burocracia y el servicio militar (Legionario); la política local (El regalo del César); el mundo comercial —«comemos y hablamos»— (Obélix y compañía)… Retratan con penetración rasgos de la conducta humana: los excesos en la comida (El escudo arverno), la codicia (Astérix y el caldero), la credulidad (El adivino), las rivalidades entre mujeres (El regalo del César)…

Sin duda, el paso de los años hace menos claras algunas referencias del momento en que se compusieron los álbumes (canciones de la época, figuras públicas entonces reconocibles…). Pero el humor de Astérix sigue siendo eficaz hoy, pues se combinan toda clase de gags. Unos son habituales, y están protagonizados por los mismos personajes: peleas entre Esautomátix, el herrero, y Ordenalfabétix, el pescadero; encuentro con los piratas; banquete final… En otros intervienen personajes nuevos pero ilustran la misma idea: maniobras de las legiones romanas; gobernador romano con ansia de enriquecerse; choques entre soldados romanos novatos con veteranos resabiados… Otras fuentes de humor son las referencias costumbristas locales —a peculiaridades británicas, belgas, españolas, suizas…—, o tan universales como cuando Astérix reta a Obélix y Gudúrix a una carrera con el grito de «Julio César el último»; o la risa de Obélix ante los nombres tan raros, todos ellos acabados en «af», de los normandos.

Goscinny es un maestro en los juegos de palabras, que los traductores españoles han sabido trasladar con acierto sobresaliente, como se aprecia en El combate de los jefes; realiza desternillantes acotaciones seudo-cultas, repasa los tópicos de cada país, y también echa mano de divertidos anacronismos —unos bardos populares, Los Beatles, (Bretaña), un mensajero veloz, Eddy Mercx (Bélgica)—. Pero, por debajo de las peleas y los banquetes, la ironía bienhumorada y nunca hiriente de Goscinny enfila el chovinismo francés, a veces como tema central (El escudo arverno), e indirectamente en muchísimos álbumes: Panorámix descubre el té (Bretaña), Astérix inventa el toreo (Hispania), es el primero que llega a las costas de América (La gran travesía)…

Además de los héroes, otros personajes menores son inolvidables. Algunos aparecen muy brevemente, y su impacto humorístico se basa sólo en el juego de palabras, como el cartero Filatélix (Normandos); otros tienen una actuación de acuerdo con sus rasgos, como el agente OOVII (Legionario). En otras ocasiones, la intervención y el desarrollo psicológico es más largo, como el de Cleopatra o el de Detritus (La cizaña), que cuando su influencia entra en acción transforma en verdes los globos de texto. Este último es un ejemplo también de los numerosos gags visuales, y no sólo de texto, cuyo mérito corresponde también al trabajo de Uderzo sobre los detallados guiones que le pasaba Goscinny.

Si todo el mundo está de acuerdo en que el primer álbum tiene un guión todavía algo simple y los dibujos no tienen todavía el acabado que luego conseguirá Uderzo, nadie aclama un álbum como el mejor: las preferencias se reparten. Es posible que Astérix y Cleopatra contenga los golpes más variados; que Astérix legionario sea el más hilarante y con los más brillantes golpes de ingenio visuales y textuales; que, desde un punto de vista psicológico, el más acabado sea La cizaña; y sociológico, La residencia de los dioses. A mí me divierten muchísimo las referencias al mundo del deporte de Astérix en los Juegos Olímpicos, en especial las sinceras exclamaciones de Abraracúrcix, cuando deciden competir: «¡Con la poción mágica que nos vuelve invencibles, podemos estar seguros de ganar la palma! ¡Así es como yo veo el deporte: sin incertidumbres!»; y sus exhortaciones a la hinchada del pueblo cuando entran en Atenas: «¡Bien, muchachos! ¡Seamos dignos representantes de la Galia! ¡No nos pongamos en ridículo, ni nos burlemos de los indígenas, ellos no tienen ni nuestro glorioso pasado ni nuestra cultura!».