El autor se caracteriza, desde un punto de vista gráfico, por unas ilustraciones narrativas, clásicas pero planas y sin perspectiva, que recogen bien tanto lo que sucede como los sentimientos de los personajes, que son todos ellos ratoncitos con colas y orejas superexpresivas. Las compone combinando bien texto e ilustraciones. A estas las puede dar distintos tamaños y colocar una o varias en cada página, acudiendo a veces a planos de detalle. Su evolución con el paso del tiempo se puede ver en los tres álbumes citados: en el más antiguo todas las ilustraciones son recuadradas y en el más moderno tiene una mayor libertad compositiva.
En cuanto a los contenidos, Henkes es un experto en historias para prelectores y primeros lectores. Dice de sí mismo que recuerda muy bien muchos pequeños detalles y los sentimientos de su infancia, que vivió en una familia estable y con cuatro hermanos más. Esto se refleja en que sabe presentar con simpatía los conflictos que tienen los chicos, resolverlos con gracia y naturalidad, y comunicar optimismo a sus historias. Si hay álbumes que superan a Julius y Owen en el modo de tratar los celos del nuevo hermanito o los apegos de los niños a ciertos objetos, quizá ninguno recoja mejor que Prudencia se preocupa algunos temores e inseguridades de los más pequeños.
Otros álbumes: Esperando [1], Un platito de leche en el cielo [2].