Ilustraciones bien compuestas, basadas en unos dibujos humorísticos al modo de Disney, y confeccionadas con secuencias gráficas típicas de cómic. Está lograda la complementariedad de imágenes y texto. La historia es simpática, adecuada para contar en alto y compartir con los más pequeños. Quizá las referencias visuales medievales puedan requerir explicaciones adicionales para ellos.
Otro álbum: El sueño perdido [1].