En ellos se observa con asombro y agradecimiento una realidad sobre la que se habla por medio de comparaciones, de un modo nada pueril pero sencillo. El ritmo de los versos está puesto al servicio del contenido y, a veces, el autor añade nuevos matices valiéndose de su disposición tipográfica.
Lejos del estilo bromista más común en el género, estos poemas son una buena opción para ser propuestos a los niños dotados de mayor sensibilidad poética. Véanse unos versos nostálgicos de «Otoño»: «Estudias, lees, sueñas / y te quedas callado / mientras pasa el otoño / por la calle temblando». Y otros levemente irónicos en «El asno»: «Predica con su ejemplo / por un poco de paja. / Si alguien le llama burro / él no responde nada».