Al margen de su valor literario, que al menos en castellano no es mucho, las historias son ingeniosas y se siguen con interés por lo que tienen de acertijo: el lector engancha con el juego que se le propone y va pasando de página en página poniendo atención tanto al texto como al dibujo. En este sentido de captar al lector y de «obligarle» a seguir el argumento con atención el libro es todo un acierto, por lo que no sorprende que fuera en su momento un gran éxito popular.