Libro que vuelve a editarse debido a la recomendación entusiasta de J. K. ROWLING [1]: en su infancia fue su libro favorito, una preferencia que muchos niños ingleses han compartido con ella desde su publicación. Y, ciertamente, se comprende bien por qué: tiene un arranque formidable y una sensacional presentación de la protagonista y de algunos secundarios, algunos tan inolvidables como el irascible y ceremonioso enano cocinero Marmaduke. Además, es impresionante la calidad y la precisión de las descripciones: de paisajes, de jardines, del interior de las habitaciones, de los vestidos, y no digamos nada de las espectaculares comidas… Sin embargo, la novela pierde fuelle según avanza. El humor suavemente irónico del comienzo va siendo sustituido por un empalago y blandura crecientes. Rechina un poco que parte de la solución pase por cumplir algunas ceremonias religiosas. Y, sobre todo, llega un momento en el que los misterios y dificultades, que tan bien se habían transmitido en la primera parte, se aclaran y resuelven de modo arbitrario por medio de una coincidencia, la irrupción de otro personaje o de un nuevo poder mágico.