Incorporo a la categoría de Literatura (ensayos) y de Cultura el comentario que tiempo atrás hice a El infinito en un junco, de Irene Vallejo, un libro que será siempre una referencia.
Incorporo a la categoría de Literatura (ensayos) y de Cultura el comentario que tiempo atrás hice a El infinito en un junco, de Irene Vallejo, un libro que será siempre una referencia.
Nueva edición de unas memorias de niñez de Walter Benjamin, tituladas Infancia berlinesa hacia mil novecientos. Son 37 breves escenas de tres o cuatro páginas, con recuerdos o impresiones de la niñez del autor, escritas hacia 1930 y que hablan de cuando Benjamin tenía unos ocho años. Es un libro interesante para quienes, como yo, lean muchas memorias de infancia. También, por supuesto, para quienes admiran al autor y las aportaciones de su obra. Son comentarios que podríamos llamar costumbristas aunque están muy literaturizados, que dan una idea de los ambientes en los que se movía el autor y de su sensibilidad. Pongo dos ejemplos.
Uno, de un capitulito titulado «Llegando tarde», que comienza del siguiente modo:
«El reloj del patio del colegio parecía estar herido por mi culpa. Daba las «demasiado tarde». Y hasta el pasillo llegaba el murmullo de deliberaciones secretas procedentes de las puertas de las aulas que pasé rozando. Detrás de ellas profesores y alumnos eran amigos. O bien todo estaba en silencio, como si esperasen a alguien. Imperceptiblemente toqué el picaporte. El sol bañaba el lugar donde me encontraba. Así profané el joven día y entré. Nadie parecía conocerme. Como el diablo se quedó con la sombra de Peter Schlemihl, así el profesor se había quedado con mi nombre al comienzo de la clase. Ya no me tocaba el turno. Colaboraba en silencio hasta que dieron la hora. Pero todo fue en vano».
Otro, el titulado «Calle de Steglitz, esquina a Genthin», que desgrana un recuerdo y se abre así:
«En las vivencias de los niños de aquella época imperaban todavía las tías que no salían ya de sus casas y que siempre que aparecíamos con nuestra madre a hacerles una visita nos habían estado esperando y, desde la ventana del mirador de siempre, sentadas en la mecedora de siempre, nos daban la bienvenida, vestidas siempre con la misma cofia negra y con el vestido de seda de siempre. Como hadas que animan todo un valle sin bajar jamás a él, ellas regentaban calles enteras, sin aparecer nunca por las mismas. Uno de estos seres era la tía Lehmann».
Walter Benjamin. Infancia en Berlín hacia 1900 (Berliner Kindheit Um Neunzehnrundert, 1950). Madrid: Alfaguara, 1992; 152 pp.; trad. de Klaus Wagner; ISBN: 978-8420425061. Nueva edición, titulada Infancia berlinesa hacia mil novecientos, en Cáceres: Periférica , 2021; 129 pp.; col. serie menor; trad. de Richard Gross a partir de la versión de última mano, de 1938; ISBN: 9788418264788. [Vista del libro en amazon.es]
Si vienes a la Tierra, de la ilustradora australiana Sophie Blackall —a quien muchos recordamos de su estancia en Ilustratour, Valladolid, hace ya unos años—, es un gran álbum, de los mejores de los últimos meses. Su planteamiento recuerda el de Estamos aquí, de Oliver Jeffers, pero en este caso se trata de contarle a un visitante de otro planeta cómo es la tierra: «Querido visitante del espacio, si vienes a la Tierra, esto es lo que tienes que saber»… Las primeras ilustraciones, en tinta y acuarela, empiezan con un zoom hacia la Tierra desde el espacio y muestran panoramas aéreos de distintos lugares; luego se presentan modos de vida de personas de distintos lugares y edades, mediante imágenes descriptivas, con figuras simpáticas. La ilustradora emplea puntos de vista variados y toda clase de formatos para multiplicar la información —casas, gentes, animales, lenguajes…—. En una nota final cuenta cómo le vino la idea del libro y cómo la maduró durante años, a raíz de haber vivido en muchos países trabajando para Save the Children y haciendo preguntas a distintos niños acerca de qué cosas contarían ellos; también indica que los personajes que aparecen en el álbum están basados en gente que conoció, entre ellos el narrador, un chico australiano llamado Quinn. Resulta también obvio que, detrás del álbum, y detrás de los muchos premios que ha obtenido, están las ideas de que debemos valorar y cuidar la gran riqueza del planeta, de que aunque somos distintos también somos iguales, de que debemos conocernos mejor unos a otros…
Sophie Blackall. Si vienes a la Tierra (If You Come to Earth, 2020). Madrid: Anaya, 2021; 80 pp.; trad. de Adolfo Muñoz García; ISBN: 978-8469885888. [Vista del álbum en amazon.es]